lunes, 22 de noviembre de 2021

Dilema de Conectividad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

El libro titulado “Dilema de Conectividad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Información Territorial y Geoespacial para la Resiliencia Urbana y Rural”, reúne a los principales expertos internacionales para analizar el papel de las infraestructuras y los servicios de datos territoriales y geoespaciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Si bien los objetivos descritos en la Agenda 2030 han sido aspiraciones de larga data en todo el mundo, la complejidad y la conectividad entre los desafíos sociales, económicos, ambientales y de gobernanza están cambiando con la urbanización a gran escala y el crecimiento de la población. Los temas y objetivos del libro están en línea con los desafíos críticos, las brechas y las oportunidades planteadas en todos los eventos del Comité de Expertos de las Naciones Unidas en Gestión Global de la Información Geoespacial (UN-GGIM) y foros de la Red Académica de UN-GGIM. 

A través de las diferentes perspectivas de académicos, actores del sector y formuladores de políticas, este libro proporciona un análisis interdisciplinario y experiencia multisectorial sobre la interconexión entre los ODS, la información territorial y geoespacial y la resiliencia urbana y rural. Asimismo se presenta una hoja de ruta para un enfoque más holístico con la finalidad integrar información y tecnologías geoespaciales en la implementación de los ODS. Proporciona un contexto y antecedentes para el dilema de conectividad de los ODS, con una descripción de alto nivel de lo que significan los ODS y los impactos de la disponibilidad de datos y servicios geoespaciales. También examina cómo los sistemas de información territorial y geoespacial pueden respaldar la resiliencia ante desastres y la reducción de riesgos a fin de mejorar la gobernanza del territorio en conectividad con los ODS. 

Entre los aportes del libro, se presenta un marco global basado en un conjunto de instrumentos básicos que se han desarrollado para proporcionar una sólida base de mecanismos para la gestión de la información geoespacial nacional. El desarrollo de ese marco se ha apoyado en las buenas prácticas existentes en materia de gobernanza, institucionalización y modelos empresariales pertinentes. Otros aspectos importantes son las consideraciones institucionales para impulsar y desarrollar la coordinación y la colaboración para integrar los datos geoespaciales en las actividades relacionadas con los ODS y, dentro de ese contexto, se incluye una visión ecosistémica de educación permanente para el desarrollo de competencias en materia de gestión de Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE) y de marcos de información territorial y geoespacial conexos.

Es fundamental mejorar la cobertura de los catastros y registros, dado que constituyen componentes relevantes para determinar indicadores de los ODS y medir su grado de avance y cumplimiento. Al respecto, un capítulo del libro analiza por qué y cómo deben formalizarse los desarrollos informales de forma rápida, inclusiva y práctica, considerando el ejemplo de una experiencia regional. En esa misma dirección, el capítulo de cierre incluye un estudio de caso acerca de qué requerimientos son necesarios para que un sistema de administración del territorio haga un aporte sustantivo a los ODS.

El libro se encuentra estructurado en 5 partes:

1 - Configuración del escenario;

2 - Mejorando la conectividad de los ODS y la resiliencia a los desastres;

3  - Apoyando los ODS: componentes legales, políticos e institucionales y construcción de capacidades;

4 - Herramientas de apoyo y componentes técnicos; y

5 - Perspectivas de los ODS: prácticas actuales y casos de estudio.

Con independencia de la organización formal del libro y de la interconexión entre las partes, la lectura puede realizarse en diferentes órdenes y según el interés personal, siendo especialmente recomendable para la temática vinculada a la administración del territorio, leer los trabajos titulados “Dilema de conectividad de los objetivos de desarrollo sostenible” por Abbas Rajabifard y “Hoja de ruta de los ODS” por Greg Scott y Abbas Rajabifard de la Parte 1;  “Aprovechamiento de los sistemas nacionales de información territorial y geoespacial para mejorar la resiliencia a los desastres” por Abbas Rajabifard, Katie Potts, Mika-Petteri Torhonen, Federico Barra e Ivelisse Justiniano de la Parte 2; “Desarrollo de un marco para las disposiciones institucionales nacionales en materia de gestión de la información geoespacial” por Joep Crompvoets y Serene Ho; “Consideraciones sobre la interconectividad institucional” por Serene Ho; “El Ecosistema de Creación de Capacidades Geoespaciales - Desarrollando el Brainware para la IDE” por Josef Strobl de la Parte 3; “El rol de los estándares de información geoespacial para el desarrollo sostenible” por Denise McKenzie, Mathias Jonas, Serena Coetzee, Chris Body, Margie Smith, Marcus Blacke, Joseph Abhayaratna, Michael Judd y Marna Roos de la Parte 4; y “Por qué y cómo deben formalizarse los desarrollos informales de forma rápida, inclusiva y práctica - Experiencia de la región de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE)” por Chryssy Potsiou y “Modernizar los sistemas de administración del territorio para apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible - Estudio de caso de Victoria, Australia” por Hamed Olfat y Davood Shojaei de la Parte 5.

La publicación ha sido editada por Abbas Rajabifard del Centro para las Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE) y Administración del Territorio de la Universidad de Melbourne, Australia, y constituye un recurso de vital importancia para los especialistas en catastro y registro, organismos cartográficos y de protección ambiental, profesionales del sector e instituciones académicas. 

El libro se encuentra disponible en formato digital en una versión de acceso abierto, que se ha puesto a disposición bajo una licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Obra Derivada 4.0

https://www.routledge.com/Sustainable-Development-Goals-Connectivity-Dilemma-Land-and-Geospatial/Rajabifard/p/book/9780367259358

miércoles, 10 de noviembre de 2021

¿Administración de Tierras o Administración del Territorio?

En el contexto regional se observa el uso generalizado de Administración de Tierras como traducción de Land Administration, concepto que fuera utilizado a nivel internacional por vez primera en el libro con ese mismo título, cuyos autores han señalado que el término es utilizado para referirse a aquellas actividades del sector público necesarias para apoyar la venta, el desarrollo, el uso, la valuación y la transferencia de inmuebles (Dale P. & McLaughlin, J., 1999), el cual tiene una clara orientación hacia funciones relacionadas con la gestión y la movilidad de bienes en el mercado inmobilario. 

Indirectamente se puede inferir que Land Administration se utiliza para englobar a la función catastral y registral ampliada a la planificación y desarrollo del suelo, dándole una orientación más integradora u holística a su significado. 

Lo que se plantea a continuación es argumentar acerca de que palabra es más apropiada para acompañar a administración: ¿tierra o territorio?.

En primer lugar, para conocer el significado de dichas palabras veamos lo que dice el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) en sus primeras definiciones:
  • Tierra: “Planeta que habitamos” y, en conexión y para más especificidad “superficie del planeta Tierra, especialmente la que no está ocupada por el mar”. 
  • Territorio: “Porción de la superficie terrestre perteneciente a una nación, región, provincia, etc.”. 
En una primera interpretación, la primera puede considerarse una definición de la naturaleza, que comprende el conjunto de cosas existentes que se generan, modifican y evolucionan sin la necesidad de intervención humana. La segunda es una definición convencional que encuentra su expresión en la ley positiva, adaptada a las necesidades particulares de una sociedad dada, por lo que difiere de una nación a otra (Pipes, R., 1999). 

En una segunda interpretación, de la superficie del planeta Tierra se puede derivar la inclusión de todo lo natural y lo artificial ligado a ella como los lagos, cursos de agua, bosques, cultivos, rutas, construcciones, etc., es decir una combinación entre la naturaleza y la acción humana. En cambio la palabra territorio tiene un significado que si bien lo acerca a la tierra como idea, agrega un elemento singular para diferenciarlo: su pertenencia a un Estado.


Como complemento de dicha especificidad, se agregan a continuación los siguientes detalles:
  • el vocablo territorio proviene del latín territorium (RAE, 2021), que se compone de una raíz terra que remite a la tierra y el subfijo torium que tiene varios significados como: lugar dónde ocurre algo, lugar que pertenece a alguien, lugar dónde existe algo, lugar dónde se ejecuta una acción, etc., es decir que en palabra territorio confluyen un objeto sobre el que se actúa y un sujeto (o varios) que actúan sobre el mismo; 
  • el diccionario de Cambridge define al referido término como “(an área of) land, or sometimes sea, that is considered as belonging to or connected with a particular country or person”; y 
  • el diccionario de Oxford como “land that is under the control of a particular country or political leader”.
Lo que tenemos claro hasta aquí, es que la palabra territorio enlaza un objeto con un sujeto que, como señalamos, puede ser una persona jurídica pública como un Estado, pero además y de acuerdo a la definición del diccionario de Cambridge, puede incluir a  personas humanas y personas jurídicas privadas como sociedades, comunidades, cooperativas, fundaciones, etc. (personas en general). En cualquier caso, lo que se quiere remarcar con esto, es la necesaria existencia de una relación entre una o varias personas que aplica a una porción delimitada de tierra.

En uno de los primeros estudios antropológicos destinados a establecer como se originaron las instituciones dotadas con poderes coercitivos formales, Robert H. Lowie, en su libro El origen del Estado (The Origin of the State), sugería la siguiente respuesta: la transición de la organización “tribal” a la organización política se produce cuando la autoridad se hace territorial, esto es, cuando se extiende sobre todos los habitantes de un área determinada y no exclusivamente sobre aquellas personas unidas por lazos de sangre (Pipes, R., 1999). 

En esa línea el derecho romano fue pionero en definir el ámbito de influencia de una comunidad política, por lo que ninguna unidad administrativa podía carecer de territorio, el cual a su vez era dividido en parcelas cultivables a las cuales se le aplicaba el tributum soli o impuesto sobre la propiedad o uso del suelo (Hita Albarracín, A., 2015), de manera que el catastro es consustancial a la idea de territorio. 

A esta altura resulta evidente que el concepto posee un claro significado político y destaca su importancia en que establece una jurisdicción, la cual fija el contorno para la organización interna del Estado y para determinar el alcance espacial de las leyes y de los mandatos o funciones asignadas a las diferentes instituciones. Además es menester incluir la soberanía y la frontera como atributos indisociables de un territorio, y pensarlo como un conjunto de nociones económicas, estratégicas, legales y técnicas como las que se refieren a la cartografía, el censo de la población y la vivienda, el catastro, el registro de derechos, la planificación y la protección del medio ambiente, entre otras muchas actividades.    

Yendo a la arena profesional, encontramos en un Tesauro específico de la materia la siguiente definición para Land Administration: “proceso de determinar, registrar y difundir información sobre la relación entre las personas y la tierra” (*). Ahora bien, en esa misma fuente observamos que Land (tierra) se encuentra definida como el “área de la superficie terrestre, excluyendo los océanos, generalmente delimitada por fronteras naturales o políticas, o por límites de propiedad” (*). Es decir que si pasamos de una traducción literal a una basada en el contexto, es posible situar la palabra Land dentro del concepto de territorio. 

Volviendo sobre el diccionario de la RAE, leemos que administrar es “gobernar, ejercer la autoridad o el mando sobre un territorio y sobre las personas que lo habitan”, la cual es aplicable a este ámbito ya que se trata de actividades realizadas por el sector público. Y ahora cabe preguntarnos: ¿es posible administrar algo sobre lo que no se tiene una relación de poder y se conoce su extensión material?. En principio no, de acuerdo a lo que señala expresamente la propia definición. Entonces puede que esta sea una respuesta a la pregunta con la que iniciamos este artículo. Al menos los significados o la semántica proveniente de todas las fuentes citadas parecen confirmarlo.

(*) resultado del traductor on-line DeepL, https://www.deepl.com/es/translator#en/es/


Fuentes consultadas y referencias: 

Cadastre and Land Administration Thesaurus (CaLAThe) (2021), http://cadastralvocabulary.org/ 

Dale, Peter & McLaughlin, John (1999). Land Administration. Oxford University Press. 

Hita Albarracín, Antonio (2015). Los impuestos en el derecho romano. Universidad Internacional de La Rioja, España, https://reunir.unir.net/bitstream/handle/123456789/3453/HITA%20ALBARRACIN%2C%20ANTONIO.pdf?sequence=1

Oxford Learner´s Dictionary (2021), https://www.oxfordlearnersdictionaries.com/definition/english/territory

Pipes, Richard (1999). Propiedad y libertad. Dos conceptos inseparables a lo largo de la historia. Turner. Fondo de Cultura Económica. 

Real Academia Española (2021). Diccionario esencial de la lengua española, https://www.rae.es/desen/