sábado, 1 de diciembre de 2018

Atlas del Plano Catastral de la República Argentina

Dos ediciones fueron publicadas del Atas de Carlos de Chapeaurouge, la primera en 1901 y la segunda en 1905. Esta obra es la primera y única que reúne en mapas fraccionados en hojas de tamaño regular, el catastro rural de todo el país.

El autor nació en París en 1846 y se graduó de Agrimensor en el Departamento Topográfico el 7 de Octubre de 1864. Entre sus trabajos profesionales más notorios cuentan el trazado de las ciudades de Mar del Plata, Balcarce, Tandil, Marcos Paz y Arrecifes en la provincia de Buenos Aires, y las colonias agrícolas de la provincia de Santa Fe, Esperanza, San Justo y Reconquista. En 1872 publicó el primer plano catastral de la provincia de Santa Fe, y en 1888 publica el primer plano de la Capital Federal, que fue adoptado oficialmente por la Municipalidad de Buenos Aires. De Chapeaurouge ha escrito además varios libros vinculados a la profesión, entre los que se destaca el “Tratado de Agrimensura Teórico, práctico, legal” editado en 1889. 

 Portada del Atlas. Fuente: De Chapeaurouge (1901).

Volviendo a la publicación y a las cuestiones de diseño en particular, el Atlas dispone de un mapa con una división en hojas (ver siguiente figura), que funciona como un índice espacial para que el lector pueda ubicarse rápidamente el área geográfica de interés. Resulta llamativa la ausencia de información sobre la escala y fuentes documentales utilizadas. Desde lo técnico, solo pueden apreciarse las referencias geográficas de latitud y longitud (referida al meridiano de Buenos Aires), aunque sin un corte regular por valores enteros, tal vez, siguiendo como única lógica su ajuste al formato de publicación, es decir dando preponderancia a lo editorial por sobre lo cartográfico.

División en Hojas y Numeración. Fuente: De Chapeaurouge (1901).

Debe observarse en las Hojas que, en la medida que la escala lo permite, están indicados los nombres de los propietarios, y que además el autor destaca como nota en la parte superior derecha lo siguiente: “Ruego a los señores propietarios de terrenos en cualquier Provincia quieran suministrarme sus datos para el mejor aprovechamiento de este plano.” Cabe hacer notar que la información utilizada para elaborar el Atlas surgió fundamentalmente de registros públicos pertenecientes a las Provincias y al Estado Nacional que, por aquel entonces, administraba varios Territorios Nacionales, posteriormente convertidos en Provincias.  

Sin embargo, el valor agregado aportado por esta obra es la visión de conjunto del territorio nacional fraccionado en parcelas, y la reunión de información dispersa proveniente de registros gráficos existentes y de miles de planos de mensura colectivas como individuales, registrados en los Departamentos Topográficos Provinciales y en la Dirección de Tierras y Colonias de la Nación (organismos que antecedieron a los Catastros Jurisdiccionales).

 Hoja N° 46 del Atlas con división parcelaria. Fuente: De Chapeaurouge (1901)

Cabe destacar que el contenido de los mapas no se limitó a presentar la información catastral sino que ésta fue combinada con información sobre límites jurisdiccionales (nación, provincias, partidos o departamentos), centros poblados, vías de comunicación, vías férreas, cursos y cuerpos de agua y datos del relieve del terreno, estos últimos provenientes de la Oficina Topográfica Militar, organismo en el que se reunía toda la información cartográfica elaborada durante las expediciones militares. Asimismo deben tenerse en cuenta las fuentes de datos propias obtenidas del trabajo profesional desplegado por el propio de Chapeaurouge en varias provincias del país.

Un total de 16 hojas del Atlas fueron destinadas a incorporar planos de las capitales provinciales y de Buenos Aires y alrededores (hoy conurbano), representados a escalas variables que van desde 1:12500 a 1:100000. Esa variación tuvo una relación directa con  la información disponible para representar en un tamaño fijo de hoja, es decir dónde ésta era limitada el autor utilizó escalas pequeñas que fue incrementando en la medida que la cantidad de datos a colocar en el mapa lo hacía necesario. Además del entramado vial urbano, estos planos incluyeron las parcelas de la zona rural circundante y, en casi todos ellos, se ha colocado un cuadro de referencias con la ubicación de los principales edificios institucionales y plazas.

 Hoja N° 56 de Santa Fe y sus alrededores. Fuente: De Chapeaurouge (1901) 
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El desarrollo del Atlas le demandó al autor unos 12 años de trabajo, lo que da una idea del enorme trabajo de recopilación necesario para culminar esta obra cartográfica. En cuanto al diseño de los mapas que integran la publicación, a pesar de la gran cantidad de detalles que contiene, resulta clara y atrayente, sea por el tipo y espesor de las líneas, como por el rotulado de la toponimia, el uso de los colores y el efecto de sombras en la representación del relieve.

En cuanto al porqué de un Atlas con información catastral firmado por un profesional particular, se debe tener en cuenta que en ese momento los mapas de autor eran la fuente de datos geográficos y territoriales por excelencia y de mayor circulación, situación que recién cambió con la sanción de la Ley de la Carta N° 12.696 en 1941, norma por medio de la cual quedaría establecido que toda la cartografía deberá tener la aprobación del Instituto Geográfico Militar (hoy Instituto Geográfico Nacional, IGN), lo cual dará paso a un cambio de mapas de autor a mapas oficiales o autorizados por la autoridad de aplicación de la Ley.

Finalmente podemos decir que se trata de una obra extraordinaria y de singular valor, siendo la única que por aquellos años le permitió al Estado Nacional, disponer de una visión completa de la distribución de la tierra pública y quienes fueron sus beneficiarios, además de permitir visualizar tempranamente la contribución del Catastro al ordenamiento del espacio soberano del país. Pero por otro lado, el interés de la empresa editorial demostró la existencia de una demanda de estos mapas de parte de los particulares, dentro de un contexto de crecimiento económico y social que vinculó a la cultura con la técnica incorporada por las instituciones en el manejo del recurso más valioso que tiene un país luego de sus habitantes, todo lo cual coloca a este Atlas en un lugar destacado en la historia de las representaciones del territorio Argentino.


Fuentes consultadas:

Chapeaurouge, Carlos de (1901). Atlas del Plano Catastral de la República Argentina, Ed. Eigendorf y Lesser, Buenos Aires. Recurso disponible en:

David Rumsey Map Collection (2018),

Instituto Geográfico Nacional (2009). IGM 130 años IGN. Editado por IGN y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

Favelukes, Graciela (2016). El País en un Libro. Parcelas, Mensuras y Territorio en Catastros Tempranos en la Argentina, 

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