La
colocación de comillas en el título corresponde porque tal Catastro Nacional no
existe institucionalmente, dado que en Argentina la competencia en la materia
es una facultad reservada de las Provincias.
Lo
cierto es que ya se ha manifestado la necesidad del Gobierno Federal de tender
un puente entre todas las “islas" de datos catastrales, para procurar un
acceso integrado a dichos recursos de información y contar con una base de
datos territorial de base parcelaria única que permita tomar decisiones, más allá las restricciones
impuestas por los límites jurisdiccionales.
A esta
altura, sin embargo, lo que parece no estar definido es el camino seguir para
concretar la iniciativa de contar con un Catastro Nacional.
Como
sucede con la gran mayoría de proyectos relacionados con la Administración del
Territorio en todo el mundo, si bien la oferta de soluciones y plataformas
tecnológicas es variada como para ofrecer respuestas a cada uno de los
problemas relacionados con la gestión de activos de información dentro de
entornos en los que participan varios organismos dispersos espacialmente, los
obstáculos que cuentan son a nivel de la gestión organizacional e
institucional.
La primera
pregunta a responder entonces es: ¿quién se “hace cargo” del Catastro Nacional,
¿un Organismo Federal independiente?, ¿el Consejo Federal del Catastro?, ¿una Agencia
Coordinadora administrada o regulada por dicho Consejo?.
El
segundo punto a considerar es la preparación de una “hoja de ruta” o plan
estratégico que tome en cuenta los aspectos políticos, económicos, tecnológicos
y, sobre todo, los requerimientos de los organismos Nacionales, que serán los
principales usuarios de los datos que generen los Catastros, observando el
contexto particular de esta iniciativa.
Una
tercera cuestión es: ¿cómo van a ser presentados los conjuntos de datos de las
diferentes Provincias?, ¿es necesario estandarizarlos o armonizarlos?, ¿qué
aspectos de los conjuntos de datos hay que poner en común?, ¿sólo se ofrecerían
los datos que sean indispensables o datos mínimos?, ¿es necesario generar
accesos diferenciados para visualizar datos de carácter personal?, ¿qué perfil
de geo-servicios poner a disposición de las administraciones públicas?, ¿qué
perfil de geo-servicios poner a disposición de todos los ciudadanos?, ¿es
necesario homogeneizar identificadores?, esto es desarrollar un sistema de
nomenclatura catastral nacional. Claro que todo depende de cómo se pretendan
utilizar los datos o en que aplicaciones, lo que perfilará en definitiva cual
será el nivel de ambición a dar a la integración de los datos de los Catastros
Provinciales.
Un
cuarto problema a abordar son las asimetrías que derivan de si los datos
catastrales que están disponibles se encuentran:
- en formato papel,
- como datos digitales pero solamente alfanuméricos,
- como datos digitales alfanuméricos y gráficos separados,
- como datos en formato SIG pero con cobertura parcial sobre el territorio, y
- como datos en formato SIG con cobertura total sobre el territorio pero desactualizados.
Digamos que el caso ideal sería que la Provincia dispusiera de los datos en formato SIG con cobertura total sobre el territorio, y sobre los cuales se apliquen procesos que hagan a su sostenibilidad para mantener la actualidad de los datos administrados.
Existen
asimismo otros problemas más asociados a cuestiones técnicas, pero no por ello
menos importantes, que hay que tomar en cuenta como:
- adoptar un marco de referencia geodésico común (POSGAR 07),
- desarrollar los metadatos de los conjuntos de datos que se pongan a disposición,
- especificar umbrales de calidad mínima y deseable respecto a datos completos, exactitud posicional y consistencia lógica,
- disponer de un modelo de representación gráfica estandarizado (simbología), y
- trabajar en el mejoramiento continuo de la calidad de los datos, entre otros aspectos.
Volviendo
sobre el cuarto problema, podrán advertirse las nuevas oportunidades que esta
iniciativa traería consigo, sobre todo y particularmente, para aquellos
Catastros que se encuentran más rezagados o con determinados problemas en la
gestión y actualización de datos. De modo que una necesidad del Gobierno
Nacional puede transformarse en una coyuntura sumamente favorable para cubrir
los déficits existentes en materia de administración de datos en Sistemas de
Información Territorial para, en definitiva, ir “cubriendo los huecos” del mapa
Catastral del país, a través de acciones conexas y complementarias que procuren
la integración de datos gráficos y alfanuméricos, el completamiento y la
actualidad de los datos, o directamente el desarrollo de sistemas y datos
digitales en aquellas Provincias que resulte necesario.
Sin
duda que estamos frente a un gran desafío, a un inmenso rompecabezas difícil de
armar, pero esto no debería ser un obstáculo. En cambio y por lo que comentamos
precedentemente, dichas limitaciones deberían verse como una oportunidad para
poner a los Catastros al servicio de la planificación y realización de políticas
públicas a escala nacional. Es de esperar que la madurez, la racionalidad y la
planificación a mediano y largo plazo de las instituciones, convierta en una
realidad el Catastro Nacional.
Los
signos de pregunta pueden encerrar dudas, pero también posibilidades concretas
de realización, y los problemas a enfrentar por las sociedades modernas
vinculados al cambio climático, las emergencias, el medio ambiente y la
planificación de obras públicas de carácter regional no reconocen fronteras,
por lo cual un Catastro Nacional que sea algo más que la suma de cada uno de
los SIT Provinciales, aparece en el horizonte como una interpelación.
Fuente
consultada:
Consejo Federal del
Catastro (2017). Documento propuesto por
el Consejo Federal del Catastro al Ministerio del Interior para la creación de
la Agencia Nacional de Catastro,
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